Leandro Hackenhaar, gerente de tecnología de Cargill, dialogó con El Productor Porcino sobre cómo reducir el uso de antimicrobianos

En el marco del Congreso Nacional de Producción Porcina, desarrollado en Córdoba a fines de agosto, la empresa de nutrición Provimi llevó a cabo un workshop en el que el gerente de tecnología global de Cargill, disertó sobre “Desafíos y oportunidades de la nutrición de lechones con el uso consciente de antimicrobianos”.

La etapa de destete es un momento crítico en la vida del animal. Como explicó Hackenhaar: “Es un momento en el que pasa a estar lejos de su madre, se lo cambia de lugar, de vecinos, pasa de consumir un alimento muy rico que es la leche, a consumir la ración”.

Todo ello implica una serie de situaciones que pueden traer problemas sanitarios, algunas enfermedades, como diarreas y otras dificultades. Entonces, dijo el gerente, “una alimentación de acuerdo con las necesidades del animal, ayuda mucho para que esta transición sea lo más rápida y suave posible, que ocurra sin grandes riesgos para la sanidad del lechón”.

En definitiva, “Si lo haces bien –expresó- necesitarás usar menos antimicrobianos”.

Hacerlo bien cuesta menos

“Solo la alimentación no hace todo el trabajo –aclaró-. Es muy importante la cuestión del manejo, y esto empieza desde el nacimiento, el cuidado con el calostro, con la alimentación predestete. Todo esto permite reducir realmente el uso de antimicrobianos”

Cuando los antibióticos se usan en forma irracional, la producción se ve afectada de diversas maneras, pero para Hackenhaar, el primer impacto se ve “en el bolsillo del productor, porque los antimicrobianos no son baratos, es una inversión alta”.

Otro impacto directo por el mal uso de antibióticos, está relacionado con que “el antimicrobiano mata el patógeno, pero también mata casi toda la otra flora, y ello puede traer otros problemas”. 

Otro impacto es, para Hackenhaar, “un poco más filosófico”, y tiene que ver con lo que quiere el consumidor: “no le gusta escuchar que el animal ha consumido antibióticos, aunque le expliquemos que no hay riesgo, que la contaminación en la carne es mínima o inexistente, y que no hay trabajos científicos que demuestren que la resistencia en el animal va a traer problemas a los humanos”. Por ese motivo, “reducir el uso de antibióticos va muy en la línea de lo que buscan nuestros clientes principales, que son los consumidores de carne de cerdo”.

“No es tarea sencilla” aseguró Hackenhaar. “Reducir el uso de antibióticos no es solamente reemplazarlos por aditivos, cambiar la nutrición; es una cuestión más amplia, en la que ajustar el manejo para que el animal no se enferme, es clave”.

Mirá la entrevista completa a Leandro Hackenhaar:

 

 

 

 

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