19 de septiembre del 2024

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19 sep. 2019

PARA ENFRENTAR LA FIEBRE PORCINA, CHINA APUESTA A LAS GRANDES EMPRESAS

Tras el fuerte aumento en el precio de los alimentos generado por la peste porcina, el gigante asiático subsidia la creación de grandes establecimientos productivos.

Tras el fuerte aumento en el precio de los alimentos generado por la peste porcina, el gigante asiático subsidia la creación de grandes establecimientos productivos.

El precio de la carne porcina, que es más de 60% del consumo de productos cárnicos en la República Popular (57 kgs / per cápita / año), aumentó 25% entre julio y agosto, con niveles récord de hasta U$S 7 por kilo.

Este fenómeno es el resultado directo del estallido de la “fiebre porcina”, que ha provocado la caída de más de un tercio del rebaño de cerdos de China (230 millones de cabezas han sido sacrificadas este año y serían más de 300 millones a contar de agosto de 2018, cuando la peste se desató).

El consumo de carne de cerdo es un componente central de la tendencia de fondo de la alimentación china en los últimos 15 años, que es el vuelco masivo de su población al consumo de proteínas cárnicas. Esto a su vez, es consecuencia del aumento sistemático del ingreso per cápita de la población, que se elevó 8.1% anual en los últimos 5 años y se duplica en menos de una década.

El aumento del precio de la carne de cerdo no provoca un alza de la tasa de inflación, que es sólo de 2.7% anual, debido a que el precio de los bienes y de la energía que la componen mayoritariamente tienden a retroceder, con un nítido carácter deflacionario, que surge del cambio tecnológico y del alza de la productividad que es su consecuencia.

Lo que sucede es que el consumo de carne porcina es un elemento esencial de la dieta cotidiana del pueblo chino, lo que significa que el alza de 25% de los últimos 2 meses, golpea de manera directa al bolsillo de los trabajadores.

La industria porcina tiene un valor de U$S 128.000 millones en China, y produce 36 Kgs de los 56 kgs que se consumen. Es tres veces más que el volumen que tiene el segundo consumo cárnico, que son los productos aviarios.

La “peste porcina” ahora se ha extendido al Asia, sobre todo a Vietnam, duramente afectada, con pérdidas de 30% / 40% en su ganadería, y también a Mongolia, Kazakstán, Camboya, Filipinas –que ha sacrificado ya más de 2 millones de cabezas- y Corea del Norte.

El Banco Asiático de Desarrollo (ABD) estima que ya son más de 5 millones de cabezas de ganado porcino las que han sido sacrificadas en el continente; y la peste abarca todas las provincias en China, con más de 140 brotes, con la excepción de la Isla de Hainan. No se dispone todavía de una vacuna efectiva para enfrentar la letal peste.

China consumió 55 millones de toneladas de carne porcina el año pasado, la mitad del total mundial; y produjo 54 millones de toneladas, 47% de la producción en el mundo. La Unión Europea (UE) es el segundo productor mundial, con 21%; y Estados Unidos el tercero con 11%; y en cuanto al consumo, la UE es la número 2 del sistema global con 19%; y Estados Unidos el tercero con 9%.

De ahí que el estallido de la “fiebre porcina” en la República Popular haya modificado drásticamente el mercado mundial de proteínas, y ha desatado una crisis de demanda de características globales.

La situación en China se puede resumir en estos términos: la tasa de inflación ascendió en junio a 2.7% anual, en tanto que el precio de los alimentos aumentó 8.3%, debido a un auge de los valores de la carne porcina de 21.1%, el mayor en 3 años.

En 2019 se cumplen 70 años de la fundación de la República Popular (1 de octubre de 1949) por Mao Tse Tung que la proclamó en la Plaza de Tiannamen de Beijing. Por eso, para el Partido Comunista Chino (PCCh), que es fuerza política dominante de la República Popular, es una prioridad absoluta frenar y revertir el aumento del precio de los productos porcinos.

De ahí que el Consejo de Estado haya lanzado un plan de subsidios de hasta U$S 700.000 para la construcción de nuevas y grandes unidades productivas, con capacidades de 100.000 o más de cabezas dentro del próximo año.

Claramente, el objetivo del gobierno chino es disminuir en gran escala el número de pequeños productores, centrando el desarrollo de la industria cárnica porcina en las grandes empresas, tanto de capital nacional como extranjero.

Es parte del esfuerzo de reconversión que la República Popular lleva adelante para aumentar la productividad del sistema agroalimentario y centrarla en el desarrollo de las grandes unidades productivas.

También aumentarán las importaciones de carne porcina del exterior, multiplicando por tres o por cuatro las compras actuales (5 millones de toneladas en 2018), en gran parte financiadas por el nuevo programa de subsidios. El objetivo es que el precio de la carne porcina caiga 30% / 40% en los próximos doce meses.

Todo lo que se refiere al consumo de carne porcina es una prioridad estratégica para el gobierno de la República Popular.

Fuente: Clarín Rural


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