Gustavo “Lacha” Lázzari, abogó por el diálogo para superar la histórica desconfianza que existe entre productores e industriales. Propone colaborar para mejorar la productividad y enfrentar la inminente apertura económica, buscar socios estratégicos y facilitar la escalabilidad.

En el marco del III Congreso Porcino del Atlántico, el economista y empresario Gustavo “Lacha” Lázzari destacó la necesidad de un trabajo conjunto en la cadena porcina para enfrentar los desafíos de la apertura económica que se avecina.
La histórica desconfianza entre los distintos eslabones de la cadena porcina en Argentina parece llegar a su fin. Al igual que los representantes de la producción primaria, Gustavo “Lacha” Lázzari, -economista, presidente de la Cámara Argentina de Industrias de Chacinados y Afines y propietario de una Pyme frigorífica- hizo un llamado a la cooperación durante su disertación en el III Congreso Porcino del Atlántico.
En diálogo con los productores presentes, Lázzari destacó que la relación entre productores e industriales debe evolucionar hacia una colaboración estratégica para enfrentar un contexto de apertura económica y estabilización financiera que transformará el mercado.
Lázzari describió la relación entre productores e industriales como una "tradición de desconfianza mutua" que, históricamente, ha perjudicado el crecimiento del sector. “Nosotros tenemos una tradición de desconfianza mutua en muchos aspectos, y hasta de enfrentamiento o de falta de empatía”, expresó el economista. Sin embargo, enfatizó que “el cambio de época que se viene en Argentina exige una transformación en esta relación”.
“Tenemos que lograr juntos la escala que no tenemos”
Para Lázzari, la clave para la sostenibilidad de las Pymes del sector reside en construir una red de apoyo entre los distintos actores, y considera que esto se puede lograr mediante la creación de alianzas estratégicas. Propone modelos como el trabajo por fasón compartido, donde un fabricante y un productor se asocien para compartir costos y beneficios. "Yo tengo algunas experiencias con proveedores en las que trabajamos así: el cliente paga el producto terminado, cada uno de nosotros cubre sus costos y se dividen las ganancias. A veces se gana, se empata, o incluso se pierde, pero en el conjunto es un modelo viable”, explicó.
Este tipo de colaboración, subrayó, requiere de “mucha confianza, confidencialidad y ejercicio”. A su vez, en un marco de economía abierta, considera que los productores podrían trabajar en conjunto para diversificar sus roles: uno se puede dedicar a la cría y otro al engorde, en vez de competir en todas las etapas.
Ejemplificó sobre los industriales, que pueden enfocarse en diferentes productos para optimizar la eficiencia y aprovechar mejor sus recursos. “Vos hacés el salame, yo hago el jamón, vos hacés la mortadela; es una estructura que requiere confianza y manejo compartido de los clientes, pero es posible y necesario", afirmó.
El desafío de la apertura económica
En su discurso, Lázzari advirtió que la estabilidad que promete la economía abierta conllevará ajustes internos significativos en las empresas. “Si la economía se estabiliza, los ajustes ya no van a ser por precio, sino por productividad”, apuntó. En un sistema donde el acceso al crédito sea más sencillo, el sector privado tendrá oportunidades sin precedentes para capitalizarse y crecer, pero solo aquellos que mejoren su eficiencia y competitividad podrán mantenerse.
Además, destacó que la apertura comercial reducirá las barreras para la importación, generando una competencia más directa con los productos internacionales. “Hoy el costo de transacción para traer productos importados es mucho menor que en la década del 90. Nosotros como fabricantes estamos interpelados a estar a la altura de un italiano con un producto similar al nuestro”, sostuvo.
Para Lázzari, este cambio será inevitable y rápido: “Apurémonos, porque si el susto nos dura dos años, vamos a estar liquidados”, sentenció.
Con estas palabras, Gustavo Lázzari dejó un mensaje claro para la industria porcina: la supervivencia en este nuevo entorno dependerá de la capacidad de los actores de la cadena porcina para reinventar su relación y trabajar juntos. "Somos todos parte del mismo tren, y ese tren tiene que circular. Tenemos que hacerlo más rápido que tarde", concluyó.
Mirá la entrevista completa a Gustavo Lázzari: