La alimentación animal es una parte esencial de la cadena alimentaria y desempeña un papel fundamental en la seguridad y calidad de los productos de origen animal destinados al consumo humano.

Sin embargo, la contaminación natural de materias primas con hongos patógenos —antes y después de la cosecha— es un problema continuo y creciente en todo el mundo, ya que muchas especies de hongos producen micotoxinas que interfieren en la salud animal (Siri-Anusornsak et al., 2022).
La Zearalenona (ZEA) es una micotoxina producida principalmente por hongos del género Fusarium en cereales y alimentos balanceados (Seeling et al., 2006; Mallmann & Simões, 2022). La ZEA se clasifica como un metabolito fúngico estrogénico no esteroide (Mallmann & Simões, 2022).
Prevalencia
Los niveles de contaminación por ZEA varían según región, país y clima.
→ Es comúnmente encontrada contaminando cereales producidos en zonas de bajas temperaturas y alta humedad (Caballero et al., 2015).
→ El maíz es el cereal más contaminado, aunque también se ha detectado ZEA en soja, arroz, centeno, sorgo, avena, cebada y trigo (Zinedine et al., 2007).
Datos recientes del Book de Micotoxinas 2024 de Vetanco confirman la magnitud del problema: en 9 países de Latinoamérica y con casi 13.000 muestras analizadas, y con una concentración media de 163 ppb.
Además, Fusarium raramente produce una única micotoxina: habitualmente se asocia con fumonisinas y tricotecenos, lo que explica el incremento de casos de co-contaminación, que alcanzaron un 68 % en este estudio.
Toxicidad
La ZEA es una micotoxina con efectos fuertemente estrogénicos, hepatotóxicos e inmunotóxicos (Azam et al., 2019; Zinedine et al., 2007).
El metabolismo de ZEA ocurre en el hígado y es transformada en dos metabolitos primarios: α-zearalenol (α-ZEA) y β-zearalenol (β-ZEA) (Olsen et al., 1987; Malekinejad et al., 2006). Ambos son estructuralmente similares al estrógeno endógeno y, por lo tanto, se unen a los receptores de estradiol en ausencia o baja presencia de estrógeno, resultando en alteraciones morfológicas y biológicas en los órganos reproductivos (Fink-Gremmels et al., 2007).
El α-ZEA tiene mayor afinidad por los receptores de estrógeno y, por lo tanto, es más tóxico que ZEA, mientras que el β-ZEA presenta una afinidad mucho menor por dichos receptores, lo que lo vuelve prácticamente inactivo (Ropejko & Twaruzek, 2021).
Los cerdos son la especie de animales en producción más sensibles a los efectos de ZEA, esto se debe a que en los cerdos el principal metabolito es el α-ZEA, mientras que en rumiantes y aves predomina el β-ZEA (Buranatragool et al., 2015).
Tabla 2 – Límites de Zearalenona en cerdos según la fase de producción (Book de micotoxinas 2024 - Vetanco)

Como se mencionó anteriormente, los cerdos son la especie más susceptible a ZEA, siendo las hembras neonatas más sensibles en comparación con hembras adultas y machos (Hennig-Pauka et al., 2018; Liu et al., 2019).
Disturbios de fertilidad causados por la contaminación con ZEA en cerdos

Finalmente, considerando los efectos en generaciones futuras, los lechones pueden verse expuestos a los efectos de ZEA tanto durante la gestación como a través de la ingestión de leche contaminada (Dänicke et al., 2007)."
Métodos de control
El método ideal para prevenir la contaminación de los alimentos con micotoxinas es evitar el crecimiento de hongos; sin embargo, la contaminación de los granos es un problema real que puede ocurrir en diferentes momentos, como durante el cultivo en el campo, en el período previo a la cosecha o por condiciones de almacenamiento inadecuadas.
En la práctica, pueden ser utilizadas diferentes estrategias para minimizar los efectos de ZEA en la producción porcina.
- Buenas prácticas agrícolas y de almacenamiento.
- Inhibidores fúngicos que impiden el crecimiento vegetativo de los hongos.
- Adsorbentes que actúan en la remoción de micotoxinas en el tracto digestivo de los animales, dependiendo principalmente de la polaridad (carga iónica de las moléculas) de cada micotoxina. En este caso específico, ZEA posee una polaridad muy baja, por lo que no se considera la herramienta más eficaz frente a este desafío.
- Inactivadores enzimáticos: son una herramienta segura y efectiva, con acción sobre una amplia gama de micotoxinas que, en su mayoría, no son adecuadamente controladas por métodos tradicionales.
Los inactivadores enzimáticos poseen una actividad biológica que les permite alterar la estructura química de las micotoxinas, transformándolas en metabolitos no tóxicos y actuando de manera específica: cada enzima actúa sobre su micotoxina objetivo, sin causar efectos colaterales en el animal o en la dieta.
Un estudio realizado por Tso et al. (2019) comparó la eficacia de diferentes productos comerciales (adsorbentes e inactivadores enzimáticos) en la eliminación de ZEA, utilizando un modelo in vitro dinámico que simulaba las condiciones digestivas de los cerdos.
En el ensayo, se observó que los adsorbentes no mostraron una buena eficacia sobre la ZEA, eliminando menos del 40 % del desafío inicial. Por otro lado, los productos enzimáticos presentaron una mayor eficiencia de eliminación, con diferencias notables según el pH de acción de las enzimas (Figura 2).

Figura 2 – Remoción de zearalenona (0,5 mg/kg) con productos enzimáticos (EDR 1 a 5 – líneas sólidas) y adsorbentes (Adsorbente 1 y 2 – líneas punteadas) en un modelo in vitro que simula condiciones digestivas de cerdos (0 a 5 horas, simulación gástrica; 6 a 7 horas, simulación intestinal). AGJ: jugo gástrico artificial; AIJ: jugo intestinal artificial; ZEN: zearalenona. Adaptado de Tso K-H, et al. (2019).
Es fundamental elegir la herramienta más adecuada según el desafío de micotoxinas presente en cada situación, especialmente para micotoxinas de baja polaridad como ZEA, en la cual los inactivadores enzimáticos representan una opción viable debido a su mayor capacidad de eliminación de esta micotoxina.
Asimismo, es importante entender las características de las enzimas (pH de acción), priorizando aquellas que actúan en condiciones ácidas, de manera que la inactivación comience a nivel del estómago.
Por: Departamento Técnico Vetanco Brasil – Cecilia Rodríguez, Vetanco Argentina