20 de septiembre del 2024

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08 oct. 2019

SOMOS CARNÍVOROS

En esta nueva columna de opinión exclusiva para El Productor Porcino, el médico veterinario Horacio Baldovino, se mete de lleno en el debate sobre las tendencias alimentarias asociadas al veganismo y sus denuncias, que relacionan a la producción pecuaria con maltrato y sufrimiento animal

En esta nueva columna de opinión exclusiva para El Productor Porcino, el médico veterinario Horacio Baldovino, se mete de lleno en el debate sobre las tendencias alimentarias asociadas al veganismo y sus denuncias, que relacionan a la producción pecuaria con maltrato y sufrimiento animal

Foto: Tom Brakefield / Getty

“Somos carnívoros”. Es una afirmación que a algunos no les gusta escuchar. El Homo sapiens[1] se clasifica dentro de los mamíferos como ¨carnívoro omnívoro¨, así lo cuenta la anatomía de nuestro sistema digestivo en forma indiscutible, desde la boca hacia adentro. Quienes estudiamos algunas de las ciencias agropecuarias tenemos noción de cuán diferentes son los aparatos digestivos de las especies domésticas en relación con su dieta; es fácil reconocer que nuestro aparato digestivo, en forma y volumen, es más semejante al del perro que al del caballo, ni hablar si vemos el de los rumiantes, hasta tenemos ausente una parte del intestino grueso que se denomina ¨ciego¨, la que es muy voluminosa en los herbívoros no rumiantes. No quiero hacer de este artículo una apología del ¨carnivorismo¨[2], sólo creo que es importante contar al que no lo sepa la importancia que ha tenido el consumo de carne en el desarrollo de nuestra evolución (la del Homo sapiens) y fundamentalmente en el efecto sobre el tamaño de nuestro cerebro.

Hoy hay mucha prédica en contra de comer animales, lo que se asocia fuertemente con sufrimiento animal y tortura; yo respeto profundamente a los vegetarianos y veganos en todas sus variantes, pero la mayoría de las veces que tengo una conversación con alguno de ellos, no siento que ese respeto sea del todo recíproco; se puede observar especialmente en las redes sociales, donde en los casos de más extremismo, los que comemos carnes rojas somos virtualmente calificados como torturadores y asesinos. Una muestra de eso es lo ocurrido en la Exposición Rural hace algunos meses.

Bueno, hay que reconocer, de hecho, que hay una larga serie de evidencias de maltrato animal documentadas por muchas de estas organizaciones, pero hoy no pienso que esa sea la generalidad, al menos en nuestro medio y llevo años visitando granjas de todo tipo y tamaño y puedo afirmar que la mayoría de los granjeros y profesionales que trabajan con cerdos están hoy muy conscientes del bienestar de los animales. Pero volvamos a las características del aparato digestivo de la especie que nos atañe, la nuestra.

Abundantes y poderosos son los argumentos de los vegetarianos para abandonar el consumo de carnes, especialmente de carnes rojas, por una larga lista de estudios médicos acerca del colesterol y el aumento de la frecuencia de cáncer; además de los videos que se publican en las redes sociales que muestran mataderos sangrientos y miles de pollos hacinados y gallinas en pequeñas jaulas entre otras cosas.

Por contrapartida hay muchísimas evidencias del papel fundamental que tuvo el consumo de carnes en la evolución del Homo sapiens, especialmente en el desarrollo del tamaño del cerebro, que nos ha diferenciado contundentemente de los otros homínidos, desde el paleolítico inferior.

Un estudio de la Universidad de Harvard[3] indica que el consumo de carne parece ser crucial para la evolución de los homínidos por su efecto de favorecer el tamaño del cerebro. El Homo erectus (antecesor de Homo sapiens) comenzó a incorporar carne a su dieta hace algo más de 2,5 millones de años en el Paleolítico temprano, no conocía el uso del fuego para cocinar pero disponía de herramientas que permitían molerla y cortarla reduciendo el tiempo y esfuerzo de masticar (los chimpancés pasan la mitad del día masticando). Así logró reducir el tamaño de sus molares y de los músculos masticatorios y se achicó su sistema digestivo. Hace 500.000 años nuestros ancestros conocieron el fuego y los usaron para cocinar los alimentos, especialmente la carne. La carne necesita mucha menos fuerza masticatoria por caloría que los vegetales. Vale aclarar que el hombre comenzó a consumir cereales, y fundamentalmente almidón, hace alrededor de 10.000 años.

Hubo una encrucijada definitoria en la evolución de los homínidos primitivos hace 2,5 millones de años, mientras los Australopithecus eligieron alimentarse de grandes cantidades de vegetales de baja calidad alimenticia, los primeros Homos aprendieron a cazar y empezaron a comer carne abundante en aminoácidos y con alta cantidad de energía concentrada (grasas). Los Australopithecus se extinguieron, los Homo sobrevivieron y evolucionaron en humanos modernos[4].

Otra contribución importantísima y de mucho impacto en el desarrollo y evolución de la humanidad que han obtenido los seres primitivos al comenzar a cazar y consumir carne, además de favorecer el desarrollo del cerebro, es la reducción del tiempo de amamantamiento por la mejor calidad de la dieta y la capacidad de incorporar más energía, lo que les permitió a las mujeres tener más partos durante su vida reproductiva. Ello que generó un aumento muy relevante en el crecimiento de las poblaciones de humanos y a su dispersión por todo el planeta[5]. En general el periodo de lactancia es más corto en los carnívoros que en los herbívoros. El desarrollo del tamaño del cerebro y la reducción del tiempo necesario para destetar una cría y volver a iniciar otro ciclo reproductivo con más rapidez le dio a nuestra especie en esos estadíos iniciales tantas ventajas adaptativas que la convirtieron en la especie dominante que prevaleció sobre los otros homínidos.

Hace 2,5 millones de años que el ser humano comenzó a comer carne y sólo 10.000 años que empezó a procesar y consumir cereales en cantidades importantes. ¿Por qué alguien predica que comer carne es antinatural para el humano y matar animales para comerlos es una aberración? ¿No miran ¨Animal Planet¨ o ¨Discovery Channel¨? Ahí pueden ver escenas todo el día de especies alimentándose de otras especies como lo vienen haciendo desde antes que el hombre aparezca sobre la tierra, una docena de delfines pico de botella acaban en un santiamén con un cardumen entero de arenques, un león se come de dos bocados a una cebra recién nacida a la vista de su madre, etc. También se puede ver la naturaleza en acción sentado en el banco de una plaza, prestando algo de atención podemos ver a un hornero que se come unas orugas que encontró en el pasto, o a un zorzal que caza a una langosta.

 

¿Debemos abandonar un comportamiento que durante cientos de miles de años nos ha otorgado tan rotundo éxito evolutivo? Yo no lo creo.

 

Por último, me permito usar una reflexión de un entrañable amigo profesor de la Universidad de Concepción (UdeC) de Chile, a los veganos actuales, sus padres los alimentaron, de niños, con productos derivados de los animales (carnes y lácteos), ¿están dispuestos estos veganos a privar a los cerebros de sus hijos de esos mismos nutrientes que ellos recibieron en su infancia?

 

Por Horacio Baldovino

Notas; 
[1] Género y especie a las que pertenece el Ser Humano actual.
[2] RAE: 1. adj. Dicho de un animal: Que se alimenta de carne o puede hacerlo, por oposición al herbívoro o frugívoro. U. t. c. s. m. N del E Intento de traducir la palabra ¨carnivory¨ del inglés
[4] Marta Zaraska, The Atlantic.
[5] Elia Psouni, Lund University.

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