19 de septiembre del 2024

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27 jul. 2020

SIGUE LA POLÉMICA POR LAS INVERSIONES CHINAS

Desde fines del 2019 se habla del interés chino por invertir en Argentina para producir cerdos a gran escala. En enero de este año, se anunció oficialmente que las negociaciones bilaterales estaban en marcha. Ahora explotó la polémica entre ambientalistas, gobierno y productores locales

Desde fines del 2019 se habla del interés chino por invertir en Argentina para producir cerdos a gran escala. En enero de este año, se anunció oficialmente que las negociaciones bilaterales estaban en marcha. Ahora explotó la polémica entre ambientalistas, gobierno y productores locales

Foto: Felipe Solá, ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la Nación Argentina; es quien está a cargo de las negociaciones. En la foto posa con “Pelota”, su mascota.

“Las inversiones rondarían los U$S 27.000 millones en los próximos 4 a 8 años, “con el objetivo de generar exportaciones de carne de cerdo y derivados por más de U$S 20.000 millones anuales a partir de 2024/2028. El acuerdo se hizo con la orientación estratégica de Biogénesis Bagó”, informábamos en enero. “Se trata de pasar en la producción de cerdos de la Argentina de 6 millones de cabezas actuales a 100 millones en un plazo de 5 a 8 años, lo que implica multiplicar 12 veces el stock porcino del país”.

La aparición de la Peste Porcina Africana en Asia jaqueó la producción de China, el primer productor y consumidor de carne de cerdo del mundo. Actualmente, su stock se redujo en más de un 50%.

La alternativa de producir cerdos en otros rincones del mundo en los que están dadas las condiciones para hacerlo, es más que viable para los chinos.

Argentina es uno de los mejores lugares del mundo para producir cerdos por varios factores: la disponibilidad de materias primas de alta calidad a bajo costo -como maíz y soja-, el excelente status sanitario con que cuenta el país, la calidad y cantidad de agua disponible, sus excepcionales condiciones ecológicas, la gran cantidad de superficie y la baja densidad poblacional, entre otros.

Las negociaciones para instalar granjas de cerdos se encaminan a un acuerdo, sobre todo después del ciclo de conferencias de la Cámara Argentino-China que se desarrolló a principios de julio y del que participó el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme.

El 6 de julio pasado, la cancillería argentina difundió una comunicación entre el ministro Felipe Solá y el ministro de Comercio chino, Zhong Shan, y anunció una “asociación estratégica” entre ambos países, referida a la producción de carne porcina con una “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad”. Entonces, estalló la polémica.

Mientras los ambientalistas lo plantean como algo negativo, para el Gobierno es trabajo y dólares. Por su parte, el sector porcino se mantiene alerta.

La postura del ambientalismo

El tema saltó a la agenda por el video viral de una periodista ambientalista, Soledad Barrutti. En él, la vocera del ambientalismo tildó de “infierno” a las granjas de cerdos y, con cuestionables nociones (y más preconceptos y errores que aciertos) sobre la producción agropecuaria, advirtió que convertirnos en “una factoría de cerdos para China” sería “suicida”.

Bajo la premisa “No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China ni en una fábrica de nuevas pandemias”, se inició una campaña de firmas que busca frenar el potencial acuerdo y que avanza sumando adhesiones.

La postura del sector porcino

Algunos representantes de pequeños y medianos productores de cerdos de Argentina, manifestaron su preocupación por lo que el desembarco chino podría significar para el mercado de la carne local.

El Centro de Información de Actividades Porcinas (CIAP), conformado por INTA y nueve universidades de Argentina y Uruguay, en un acertado comunicado, preguntó: “¿Qué instrumentos de salvaguarda tendrá el mercado nacional? ¿Qué pasará con los pequeños y medianos productores? ¿Qué exigencias tendrán los inversores en cuanto a localización, infraestructura, utilización de recursos y otros condicionamientos? ¿Cómo se protegerá el estatus sanitario de la Argentina ante semejante crecimiento? ¿Será una fuente de trabajo para los argentinos?”.  

Además, el CIAP reclamó mayor participación de los sectores políticos y de todos los actores de la cadena porcina en el proceso de toma de decisiones.

El presidente de la Mesa de las Carnes, Dardo Chiesa, manifestó en diálogo con Agrofy News: “El secretario de Ganadería, José María Romero, nos expresó que estas plantas estarían exclusivamente destinadas hacia China, sin interferir el mercado interno, que es importante para nosotros”. 

Chiesa resaltó la importancia de las inversiones extranjeras, siempre y cuando sean bajo legislación argentina y con personal local. “Si dan trabajo a los argentinos no tenemos ningún problema”.

El presidente del consorcio exportador de cerdos ArgenPork, Guillermo Proietto, señaló también a Agrofy News que actualmente ya están trabajando para el crecimiento de la industria porcina y la cantidad de madres. Pero sostuvo que se necesita financiamiento con líneas específicas y condiciones acordes. “El empresario argentino está predispuesto a invertir en madres, pero se necesita financiamiento adecuado y resolver la recuperación del IVA en el sector”.

Según Proietto, es importante que el desarrollo de la industria porcina lo realicen empresas argentinas. “Hay mucho para crecer y desarrollarse en este tema y tiene que ser de la mano de empresas argentinas o en combinación con extranjeras”, opinó.

Por su parte, Dardo Chiesa volvió a insistir con el capital de trabajo argentino. “Dentro de las granjas deben trabajar argentinos, con mano de obra local y leyes argentinas”, apuntó el presidente de la Mesa de las Carnes.

La postura del gobierno

El vicecanciller Jorge Neme brindó precisiones en una entrevista radial con Radio Colonia el pasado sábado: “Una de las condiciones que intenta imponer el gobierno argentino es que las nuevas plantas tengan en todos los casos un socio argentino, ya sea una empresa, una cooperativa o directamente productores. De hecho, son los privados los que trajeron el proyecto en diciembre del año pasado y la Cancillería solo negocia para imponer un marco general”, dijo.

El gobierno argentino también demandó al gobierno de China que las nuevas granjas porcinas no se instalen en zonas centrales de la Argentina (la región pampeana) sino que el lugar de radicación se defina de común acuerdo en las provincias más postergadas del norte y el litoral. Citó varias, como Salta, Corrientes, Formosa, Chaco, etcétera.

Hay otros requerimientos que se intentan imponer a los inversores chinos: “Estamos hablando de que estas granjas deberán tener frigoríficos, biodigestores, tecnología de punta…”, dijo Neme.

“Estamos en un país con 15 millones de personas bajo la línea de pobreza”, enfatizó. En ese sentido, no solo defendió el proyecto por la posibilidad de generar trabajo en el interior profundo del país sino también por la posibilidad de agregar valor a la exportación de materias primas.


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