No hay peor gestión que la que no se hace indicó José Arrieta, flamante presidente de Cappcor para explicar el éxito de la entidad. En diálogo con El Productor Porcino reveló que están trabajando en varios frentes: desburocratización, bienestar animal, sostenibilidad ambiental, entre otros.
A fines de abril, la Cámara de Productores Porcinos de Córdoba (CAPPCOR) renovó sus autoridades y, el médico veterinario José Arrieta, asumió como nuevo presidente de la entidad. Junto a Arrieta, están Lisandro Culasso como vicepresidente, Matías Der se desempeñará como secretario y Marcos Torres (el presidente saliente) como tesorero.
“En Cappcor somos un equipo de muchas personas que venimos trabajando hace muchos años, y tenemos una agenda de trabajo a mediano plazo y a largo plazo” dijo Arrieta para referenciar que, el cambio de nombres en la Comisión Directiva, no es más que una modificación de formas en un grupo de trabajo que opera en forma mancomunada y efectiva, independientemente de quién ocupe cada cargo.
“La agenda para este próximo año contempla seguir trabajando fuerte en las licencias ambientales para todas las granjas de Córdoba, seguir con los ensayos de uso agronómico de efluentes en conjunto con el INTA y con los productores que han puesto a disposición sus campos para hacer los ensayos; estamos trabajando fuerte en la formación de la Federación -refiere a Federación de Productores Porcinos Argentina (FPPA)-, y estamos participando activamente desde nuestro lugar en la generación de las regulaciones respecto de Bienestar Animal que se están empezando a gestar; es importante que los productores estemos sentados en esas mesas para aportar nuestra visión” sostuvo el presidente.
Una de las acciones en las que se ha destacado la Cámara, a pesar de su corta existencia de poco más de 6 años, fue la de instalar a la provincia mediterránea a la delantera en materia de legislaciones sobre el uso de efluentes ganaderos.
De hecho, Cappcor inició sus actividades, motivada principalmente por las dificultades en torno a la tramitación de la licencia ambiental frente al Estado. Como indica Arrieta: “Era muy engorroso el trámite, en tres organismos diferentes, los requisitos para que te autoricen a producir cerdos en forma intensiva eran imposibles de cumplir. Se formó la Cámara, se trabajó para que se modifique la ley y hoy podemos decir que cualquier granja que quiera tener su licencia ambiental la puede tener si hace las cosas bien”.
Sin embargo, algunos trámites mantienen aún ciertas dificultades y el compromiso de Cappcor es seguir trabajando para desburocratizar. “No hay peor gestión que la que no se hace”, dice el veterinario, al tiempo que asegura que “en Córdoba hay una interacción público-privada muy buena. El diálogo es permanente”.
El consejo de Arrieta para todos los productores es que participen, que se organicen para conseguir una mayor fuerza de representación en las mesas en las que se toman decisiones: “Que se acerquen, que se sumen, que mientras más seamos tendremos más representatividad y más fuerza”. En ese sentido destacó también la importancia de la formación de la Federación, como entidad de segundo grado, en donde habrá un lugar para cada entidad que represente a los eslabones de la cadena productiva porcina de todo el país.
En el caso puntual de la Cámara de Córdoba, Arrieta aseguró que no se busca representatividad por cantidad de madres sino por cantidad de productores, por lo que la escala no es un impedimento para participar e insistió en la importancia de unirse para que todos sean escuchados y encontrar soluciones comunes en la diversidad de opiniones y problemáticas.
La producción porcina en Argentina está actualmente en un escenario que resulta poco alentador: exportaciones frenadas, importaciones en alza (sobre todo de Brasil), costos en alza por los precios internacionales de los granos, precio del capón estancado, en parte por distintos factores de la economía argentina, el poder adquisitivo en caída libre, etc. Las variables externas más importantes, que definen la rentabilidad de la producción de carne porcina, parecen alineadas en contra del productor.
Consultado sobre su visión al respecto, Arrieta es tajante: “Sobre las variables externas no tenemos mucho control. Pero mirando hacia adentro, la eficiencia hace la diferencia. Y no tiene que ver con la escala. Hay granjas de 100 madres que son sumamente eficientes, y hay granjas de 2 mil madres que son muy ineficientes. La eficiencia es el único camino. Hay que tener menor costo por kilo producido, porque en una producción como la nuestra con la participación que tiene el alimento sobre el costo, es la conversión alimenticia lo que marcará principalmente si la rentabilidad será positiva o no, independientemente del contexto”.
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