LA ECONOMÍA ARGENTINA, EL SECTOR PORCINO Y LA PANDEMIA
En entrevista exclusiva con El Productor Porcino, el economista de IERAL, Nicolás Torre, hizo un análisis del impacto que provocó en el sector porcino en particular y en la economía argentina en general, la irrupción del Covid-19
En entrevista exclusiva con El Productor Porcino, el economista de IERAL, Nicolás Torre, hizo un análisis del impacto que provocó en el sector porcino en particular y en la economía argentina en general, la irrupción del Covid-19
Parece que han pasado años, pero la OMS declaró que el coronavirus se había convertido en pandemia el pasado 11 de marzo. Desde entonces hemos atravesado cambios de todo tipo en todos los órdenes: la política, la economía, la producción y hasta la vida cotidiana se vieron completamente influenciadas por la nueva situación.
La esfera económica es una de las mayores preocupaciones de los argentinos desde siempre, pero el parate general al que nos obligaron las medidas tomadas para contener la transmisión del virus, llevó esa preocupación crónica a un nuevo nivel.
Para Nicolás Torre, economista de IERAL de Fundación Mediterránea, la pandemia no nos agarró en el mejor momento. “Cuando irrumpió el Covid, había un grupo de países que estaba haciendo los deberes, que estaban cuidando sus equilibrios fiscales y comerciales; como es el caso de Alemania, que durante varios años venía generando superávit fiscal, el Estado venía ahorrando y eso le permitió, ante una crisis como ésta, tomar medidas que no tengan tanto impacto en la inflación”. Aunque, claro, ese no es el caso de Argentina: “Venimos con problemas de déficit fiscal -heredados de los últimos 10 años- que, si bien los habíamos podido reducir bastante hasta el 2019, todavía faltaba un camino por recorrer. A ello había que sumarle el problema de la inflación que, en 2019 llegó a los 50 puntos. El margen para hacer política fiscal expansiva es mínimo, porque además tampoco contamos con el apoyo de los mercados financieros para tomar deuda”. En resumen, la pandemia “nos encuentra frágiles”.
El impacto en la producción porcina y el medio vaso lleno
“Esta situación está generando recesión en algunas actividades -dice Torre- porque no se puede producir en algunos sectores y no están generando ingresos para sus empresas y sus trabajadores. Pero por otro lado, hay sectores como el alimentario, la ganadería, los granos, que han podido continuar con la actividad, que sí están generando ingresos”.
Al mismo tiempo, Torre señala que es importante el impacto que tiene la cuestión impositiva en la agroindustria argentina: “Desde diciembre los impuestos extraordinarios como los derechos de exportación, son mucho mayores que en noviembre del año pasado y eso reduce los ingresos.
La demanda de capones se está recuperando
Según comentó Torre, “entre la última semana de marzo y la primera de abril se produjo una desaceleración muy fuerte de la faena, motivada porque el mercado interno no convalidaba un precio del capón en torno a los $75, y desde entonces comenzó una carrera a la baja en el precio. Ahí, las negociaciones entre productores y frigoríficos estuvieron algo paralizadas durante unas semanas, pero en la segunda semana de abril la faena empezó a retornar a los volúmenes habituales, aunque con un precio del capón en pie en torno a los $69”.
“Sucedieron dos cosas -explicó Torre- por un lado el inicio de la cuarentena posiblemente generó algún desorden en las cadenas de aprovisionamiento en los primeros días. Entonces seguramente la cadena porcina, al ser más reducida en presencia que la bovina, le costó más tiempo acomodarse a ese nuevo flujo de distribución, pero ya se está recuperando. Por otro lado, en febrero China había bajado fuertemente la compra de carne bovina, por lo que esa oferta se volcó al mercado interno y presionó a la baja los precios de las demás carnes”.
Hay algunas señales de la economía que para el sector ganadero pueden considerarse fuentes de optimismo, en medio de tanta incertidumbre, como la significativa baja en el precio del maíz durante el último mes.