El esperado aumento del cerdo en pie registrado en agosto, hace que las carnes de cerdo y vaca se acerquen demasiado en la góndola y aumente el riesgo de caída del consumo de cerdo que, en Argentina, es la variable fundamental que impulsa a toda la cadena productiva porcina
El precio del novillo se mantiene quieto, mientras el capón subió un 8% en los últimos 30 días: “El capón acelera subido a la moto y el novillo apenas gatea”, advertía el consultor Juan Luis Uccelli la última semana. “Se acercan los precios y se complican las cosas. Es posible que el vacuno despierte recién a fines de octubre”, indicaba.
Como era de esperarse, en respuesta a la suba del capón, en góndolas y carnicerías de algunas regiones, ciertos cortes de cerdo comenzaron a verse un poco más caros que sus pares de origen vacuno.
Es importante destacar que, aunque nadie discute la calidad de la carne porcina, el cerdo en Argentina se sube a la mesa por su precio: el comportamiento de compra habitual de los consumidores argentinos incluye optar por la carne de vaca por encima de todas las otras carnes, excepto cuando el precio es la variable de mayor peso en la decisión de compra. Si el kilo de cerdo y el de vaca valen lo mismo, la historia nos demuestra que el argentino elegirá la vaca.
“Cuando toda nuestra producción se basa en el mercado interno, -ya que seguimos exportando la nada misma-, el poder adquisitivo de los consumidores es clave. Como dijimos la carne de cerdo le está ganando a la inflación, pero los salarios no”, afirmó Uccelli. En ese sentido, analizó: “pasamos de tener una carne de cerdo barata, a ser simplemente y por poco margen más accesible que la vacuna y en algunos lugares del conurbano bonaerense, donde la carne de “vaca” es la oferente, simplemente la carne de cerdo es más cara”.