El economista jefe de IERAL, Juan Manuel Garzón, disertó en Santa Fe el pasado viernes ante un expectante auditorio.  

La 2da. Jornada de la Región Centro desarrollada el viernes 29 en la Rural de Santa Fe, y organizada por las asociaciones y cámaras de productores de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, contó con la disertación del economista jefe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), Juan Manuel Garzón.

El especialista dio una animada disertación titulada ¿Cuánto más puede crecer la producción de cerdos en Argentina? En su desarrollo analizó la realidad actual del sector y las variables económicas nacionales e internacionales que influyen en la rentabilidad de la porcicultura y en sus posibilidades a futuro.

Con la asunción del Gobierno Nacional de Mauricio Macri, hubo un profundo cambio de reglas económicas en la Argentina: fin de las retenciones al maíz, baja a las de soja, aumento de tarifas, apertura de las importaciones de carne, sinceramiento del tipo de cambio, devaluación del peso; parecía un combo que provocaría una herida letal a la producción nacional de cerdos. A pesar del ajuste en los márgenes, los índices de producción y consumo siguieron en aumento y el precio del capón se mantuvo en alza. El especialista en economía asegura que ello se explica por el aumento de la eficiencia: “el sector encontró la forma de producir cerdos de manera eficiente y a bajo costo, encontró la tecnología, la genética, el manejo, la sanidad. Eso hizo que el sector se volviera más competitivo con respecto a las otras carnes, sobre todo a la bovina” dijo.

El consumo interno seguirá creciendo

El aumento del consumo se explica, para Garzón, en que “se empieza a corregir una situación irregular histórica, que es que consumimos poco cerdo en Argentina, a diferencia de otros países. La clave está en que ahora el consumidor encuentra carne de cerdo de calidad a un precio razonable”. El economista aseguró que la producción porcina aún no encuentra su techo, y que seguirá creciendo en la medida en que crezca el consumo, cuyo aumento está lejos de detenerse. “En un principio el mercado interno va a ser el que traccione la demanda y el precio –dijo-. El consumo tranquilamente puede aumentar en 1 Kg/año per cápita, hasta lograr los 24-25 kilos como tiene Australia o Canadá”, explicó.

Argentina puede proveer al mundo

Respecto de los mercados de exportación, Garzón aseguró que si bien “aún falta bastante”, las experiencias de operaciones de exportación que están iniciando algunas empresas privadas son un indicador de que vender carne de cerdo al mundo es posible y que, en algunos años, esas operaciones complementarán al consumo interno para traccionar más aún la producción nacional: “Argentina tiene algunos problemas macroeconómicos que está tratando de corregir. Tiene inflación, aún no tiene créditos a largo plazo a tasas razonables, no tiene todavía la certeza de que los cambios que implementó el nuevo gobierno se vayan a mantener por un tiempo que justifique las inversiones en, por ejemplo, frigoríficos para tránsito internacional, y que bajen algunos costos como los impositivos” puntualizó el economista. “Pero a medida que eso se vaya dando y que el Estado haga sus esfuerzos, lo demás está todo. Tenemos granos, recursos humanos, tecnología”, explicó.

“No hay que tenerle miedo a las importaciones”

Respecto de las importaciones de carne porcina, Garzón puso como ejemplo la historia de la industria aviar en Argentina. “Para la carne aviar, hace muchos años, el cuco era Brasil –recordó Garzón-. Brasil nos vendía carne de pollo y nos complicaba el desarrollo local. Eso luego se superó, cuando nuestro sector aviar encontró las granjas, la tecnología, la eficiencia; encontró el horizonte. Entonces la industria local de la producción de pollos empezó a competir con los brasileros e incluso pudo empezar a exportar y a ganarle mercados internacionales”, explicó. “Con la carne de cerdo va a pasar algo parecido, estoy convencido de eso”. Garzón insistió en que las importaciones no deben preocupar demasiado, mientras el sector porcino argentino siga dirigiendo sus esfuerzos a volverse más competitivo por medio del aumento de la escala (o el asociativismo) y la mejora de la eficiencia.

Mirá la entrevista completa: 

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