Para el productor argentino, significará más kilos de carne a menor costo en el mediano plazo. Es un proyecto que lleva años gestándose y apunta a mejorar el mérito genético de nuestros planteles por medio de esta tecnología de punta, de gran seguridad sanitaria, disponible en unos pocos países.
En el año 2014, representantes de empresas locales de genética, Senasa, INTA y la Asociación Argentina de Productores de Porcinos (AAPP), plantearon conjuntamente la necesidad de mejorar la genética de los planteles porcinos argentinos. Conscientes, además, de la prometedora proyección de futuro de la producción porcina nacional, estuvieron de acuerdo en la necesidad de incorporar genética superior de países líderes. Frente al desafío sanitario que ello implicaría, acordaron que la forma más segura para preservar el idílico status de Argentina, sería importar semen congelado.
En comparación con la importación de animales en pie, la importación de semen congelado es infinitamente más seguro en términos sanitarios, sobre todo por el complejo y estricto protocolo de seguridad que tiene Argentina.
¿Qué utilidad tiene el uso de semen congelado?
En bovinos y otras especies la técnica y el uso es cotidiano y sencillo, pero en cerdos está disponible sólo en algunos países. Fueron muchos años de investigación y desarrollo para poder congelar (y descongelar) semen porcino y que éste fuera viable. La congelación es súper compleja. Ha sido difícil poner a punto la técnica y es bastante reciente. Al otorgar menos fertilidad que el semen fresco (75 - 80% en el mejor de los casos), no es una técnica común, porque es más eficiente el uso de semen fresco.
Si de 100 hembras servidas, solo 75 quedan preñadas, solo tiene sentido económico si se usa para la introducción de genética superior en los planteles de líneas puras locales, o sea para agregar valor genético.
También tiene utilidad cuando los tiempos de uso van a ser mayores que lo que dura el semen fresco (7-10 días). En el caso de la importación, el laboratorio de Senasa debe determinar que es sanitariamente apto y esto suele tardar varias semanas.
Desde el punto de vista técnico, es útil porque se realiza una incorporación inmediata y podemos sembrarlo en forma programada a lo largo de los meses, a medida que van entrando en celo las bisabuelas.
Otra utilidad a la que apunta la empresa importadora, es el resguardo de las familias genéticas, congelando semen local. Ello fue facilitado además por un desarrollo de la Universidad Nacional de La Plata: la Dra. Sara Williams (vicedecana de la Facultad) y su equipo (la MV Maricel Compagnoni y la Dra. Claudia Tittarelli) lograron poner a punto las PCR en el laboratorio de Senasa, técnica fundamental para que ello sea posible.
¿Para qué nos sirve importar semen congelado?
En nuestro país, solo está permitido el ingreso de semen congelado para mejoramiento de líneas abuelas/os de núcleos genéticos. Pero la importación de semen congelado es sólo el primer eslabón. Con esta incorporación, bien gestionada, el productor argentino podrá tener cada año más kilogramos de carne y le será más barato producirlos.
Este logro histórico para la genética porcina nacional, nos permite sostener el altísimo status sanitario del que ya gozamos, pone a Argentina a la altura de los mayores productores de cerdos, nos permite prescindir de Brasil para la evolución genética de nuestros planteles y posibilita tener un plan de contingencia ante las amenazas sanitarias globales. Es decir que, con una gestión genética adecuada y estratégica, podemos dejar de comprar animales del exterior por un largo tiempo, si ello fuera necesario.
Un largo camino recorrido
Lograr la primera importación de semen congelado no fue fácil. Llevó siete años de gestiones y evaluaciones técnicas y sanitarias a proveedores de, al menos, tres países diferentes.
Primero, había que encontrar empresas que comercializaran semen congelado que, como dijimos, no es una técnica fácil de ejecutar, por lo que hay pocas en el mundo. A su vez, esos proveedores, con sus productos, debían aportar un mejoramiento genético real a los planteles argentinos, para que se justificara su costo. También, las empresas proveedoras debían estar radicadas en países que cumplieran con los requisitos sanitarios de Argentina. Una vez conseguido lo anterior, se necesitó mucha gestión en la importación y muchísima más gestión en el uso correcto de ese material.
La primera importación proviene de Canadá. La empresa proveedora es Genesus. Es el núcleo genético de animales puros más grande del mundo. Desarrollan selección genómica en sus planteles, con lo cual el mérito genético es altísimo. Sus genes son muy superiores en producción de carne y prolificidad. Es líder en calidad de carne (se realiza también selección post faena por colorimetría, pH, baja exudación, terneza, etc).
Los importadores, de la empresa local Genporc, guardarán con orgullo en su memoria el momento en que, luego de un intenso trabajo, abrieron por primera vez el envase cuyo contenido marcaría un hito en la historia de la genética porcina nacional.