Algunos residuos pecuarios pueden considerarse subproductos y suponen un recurso valioso y económico para generar energía y/o aportar carbono y nutrientes a suelos pobres, reduciendo la fertilización química para agricultura. Un artículo del Mgtr. Claudio M. Kvolek.
Algunos residuos pecuarios y agroindustriales pueden considerarse “subproductos” y suponen un recurso valioso y una enmienda hoy a mano en forma relativamente económica capaz de aportar carbono y nutrientes ya sea como alimentación de ganado o aportando estos a sistemas agropecuarios, desbalanceados negativamente debido a la problemática generada por la intensificación del uso del suelo sobre todo en planteos altamente extractivos, así como también en aquellos que por su origen genético son pobres en carbono (suelos de áreas semidesérticas o degradadas).
Las mejoras en los suelos a partir de las enmiendas se verán reflejadas principalmente en las:
Propiedades químicas:
Aumento del contenido de nutrientes;
Aumento de materia orgánica);
Propiedades físicas:
Capacidad de captación y retención hídrica del suelo;
Capacidad de secuestro de carbono;
Propiedades biológicas:
Actividad macro y microbiana.
Además, los enfoques más sustentables de producción son ávidos de estos subproductos para reutilizarlos o transformarlos nuevamente en insumos de esa u otras cadenas productivas.
Partiendo desde la granja: ¿Qué hacemos?
Los volúmenes generados de purines en una granja son muy grandes, ya que en promedio se generan unos 15 litros de efluente cerdo engordado, debido principalmente a la gran cantidad de aguas de lavado utilizadas.
Esta dilución tiene como resultado que el líquido proveniente de los galpones posea una concentración de sólidos de entre 1,5 y 2,5%. Considerando el aporte de unos 3 kg de estiércol por animal engordado.
El Flujograma siguiente muestra cómo podría ser el camino de la gestión y puesta en valor de estos purines que poseen un potencial enorme para devolver carbono y nutrientes al suelo o generar bioenergía.
Las principales etapas son:
- Generación del estiércol;
- Recolección y evacuación desde la granja;
- Separación de sólidos y líquidos;
- Almacenamiento de sólidos y líquidos;
- y finalmente, una puesta en valor mediante uso agronómico o producción de energía.
En un sistema de manejo de efluentes sustentable las etapas propuestas anteriormente se logran a través de uno o varios de los siguientes constituyentes del sistema:
- Uso de separadores de sólidos;
- Tándem de piletas y uso de vegetación al final del sistema en forma de wetlands artificiales o filtros verdes;
- Biodigestores y
- Siempre, reutilización del agua.
Por otro lado, y dentro de los sistemas ampliamente utilizados para gestionar los purines encontramos los principales cuatro:
- Pileta Anaeróbica;
- Separador de sólidos y pileta;
- Separador de sólidos, biofiltro y wetlands artificiales;
- Producción de Biogás
Cada una de las anteriores opciones tienen ventajas y desventajas referentes a sus ubicaciones, suelo y clima, reglamentaciones vigentes y sistemas productivos.
Lo que no cabe duda es que cualquiera que elijamos debe estar acoplada a la posibilidad de aprovechar los purines, como nos muestra la experiencia mundial a través del “Uso Agronómico”, que como ya dijimos constituye un recurso de altísimo valor e impacto para el suelo y los sistemas agrícolas.
Puesta en valor del estiércol y los purines
A modo de poder cuantificar que hay encerrado en los purines e intentar su valorización, el cuadro siguiente muestra una generalización para una granja de 500 madres con dos posibles caminos para realizar el uso agronómico y su traslado al campo.
Por arriba la separación de sólidos y aplicación de estos sólidos en forma de enmienda orgánica al campo. Por abajo la aplicación de una mezcla de líquidos.
En ambos casos puede apreciarse el esfuerzo en carros o tanques para llegar al campo. Finalmente se puede ver que esas aplicaciones enmendarán unas 79 ha en el primer caso y unas 90 ha en el segundo caso.
Por supuesto acá no se ponderan muchos macro y micronutrientes que aportan valor y tal vez lo más importante, la materia orgánica, fuente de riqueza y salud para el suelo.
Conclusiones
El simple hecho de poder transformar de alguna manera los residuos y transformarlos en subproductos, evitará los gastos asociados a la disposición final de los primeros.
Además, este proceso supone una ganancia extra por la valorización y potencial uso de este subproducto. Hoy los altos niveles de nutrición que exigen los cultivos nos desafían a ofrecer desde el suelo y en forma sostenida, abundantes recursos durante todo el ciclo.
Solo lograremos mantener este objetivo si podemos sostener o subir los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo.
En consecuencia, se deberá garantizar el uso racional de estos subproductos, devolviendo salud al suelo y teniendo en cuenta la adecuación del establecimiento a las normativas medioambientales vigentes.
Fuente: Claudio M. Kvolek. Ing. Agrónomo Consultor de Proyectos Agroambientales. Presidente Comisión “Ambiente y Producción Sustentable”- Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (C.A.D.I.A). – Para: Porcinews Latam. Noviembre 2020.-