Existe un riesgo de introducción de patógenos por el agua de bebida, que es una vía olvidada de la bioseguridad en granjas porcinas; según detalla este interesante artículo de la Dra. Laura Alarcón presentado en el evento de Bioter en Victoria.
Por: DVM MSc PhD Laura Alarcón – Vetrials.
Normalmente, cuando pensamos en las vías de la llegada de patógenos a las granjas porcinas, pensamos en la incorporación de animales de reemplazo, semen, personas, vehículos; pero se olvida que el agua de bebida de los cerdos pueden ser una ruta de diseminación de enfermedades.
El problema es que hay poca información sobre el riesgo relativo de que los patógenos del agua ingresen a las granjas a través del agua o en la composición de la biopelícula dentro de las líneas de agua. Muchos patógenos porcinos, tantos virus como bacterias y parásitos, sobreviven en el agua por periodos de semanas a meses (ver figura 1 y 2).
Figura 1: Sobrevida en agua de bebida de patógenos porcinos
Figura 2: Sobrevida en agua de bebida de patógenos porcinos
El problema principal no solo radica en el potencial problema de salud de los cerdos, sino en las personas.
El agua de bebida es la mayor fuente de diseminación de patógenos zoonóticos en alimentos para personas y, en las granjas porcinas se produce alimento.
La mala calidad del agua, el saneamiento y la higiene son responsables de 1,7 millones de muertes de personas al año en todo el mundo (3,1% de todas las muertes), principalmente por diarrea infecciosa y, de ello, 9 de cada 10 son niños. Los principales patógenos entéricos en estos niños incluyen, algunos que son hallados frecuentemente en las granjas porcinas, como Rotavirus, Campylobacter jejuni, Escherichia coli enterotoxigénica enteropatógena Cryptosporidium parvum y Clostridium difficile (se encuentra con frecuencia en la carne y los productos cárnicos).
Pero, ¿Cómo llegan estos patógenos al agua de bebida de los cerdos?
Existen cinco posibles puntos de acceso de los patógenos al circuito de agua de los cerdos:
- el agua de captación (agua subterránea, superficial, etc.),
- los pozos de agua,
- los tanques de almacenamiento,
- las aperturas de las cañerías para conectar dosificadores y tarros o pequeños tanques con antibióticos,
- las cañerías y bebederos que están en contacto directo con los cerdos y la suciedad de los corrales.
Respecto del agua de captación y los pozos, la mayoría de las fuentes de agua para cerdos se originan en pozos con menos incidencia de cuerpos de agua superficiales, subterráneas o fuentes de agua municipales tratadas.
Tanto los pozos como los cuerpos de agua superficial y subterránea pueden ser susceptibles a la contaminación y no se controlan de forma rutinaria, por desconocimiento de este riesgo.
Normalmente los patógenos presentes en fosas de cadáveres, lagunas de tratamientos de efluentes, basurales, compostajes, etc. sin impermeabilizar filtran a través del suelo y llegan a las fuentes de agua subterráneas. Esto depende del clima, tipo de suelo, etc. Las aberturas que ocurren naturalmente en el suelo, así como los poros de arena, pueden impedir el paso hacia el agua subterránea de la mayoría de los protozoos y algunas bacterias que son de 1000 a casi 1 micra de tamaño. Los suelos de limo y la piedra caliza también impiden la filtración de la mayoría de los protozoos, bacterias y virus, pero dejan una parte de los virus que están por debajo de una micra sin detener, como por ejemplo el virus del Síndrome Respiratorio y Reproductivo Porcino (SRRPV), Diarrea Epidémica Porcina (PEDV) y el virus de la Peste Porcina Africana (PPAV) los cuales tienen un tamaño de 0,06, 0,13 y 0,18 micras, respectivamente, es decir, que son más pequeño que el tamaño de los poros del suelo.
Las aguas superficiales y subterráneas de todo el mundo, incluidas las de Estados Unidos, están contaminadas con bacterias resistentes a los antibióticos. También en las aguas subterráneas en Santa Catarina, en el sur de Brasil se detectó en el 30 a 45% de muestras de aguas subterráneas obtenidas, la presencia de PCV-2 y Adenovirus Porcino.
En Estados Unidos se han detectado adenovirus, rotavirus, norovirus, virus de la hepatitis A, y PCV-2, y en la región de Iowa un 40% de coliformes fecales. En brotes del virus de la influenza aviar altamente patógena en 2015, se encontró el virus en algunos pozos en Iowa y Wisconsin, es decir, el virus pudo penetrar a las fuentes de agua subterránea.
Una vez en el acuífero, el agua se mantiene a una temperatura más baja, proporciona un alto contenido orgánico y de humedad, y la ausencia de luz UV contribuye a la supervivencia de los patógenos por días y semanas y, en algunos casos, hasta dos o tres años. Algunos virus sobreviven hasta por 150 días. En el caso de bacterias, una vida media estimada (es decir, el tiempo para una reducción del 50% en números) en zonas templadas es tan alta como 10–12 días, con supervivencia de grandes números hasta 32 días. Salmonella sp. persisten durante hasta 42 días.
Por todo esto, es sustancial sólo utilizar agua subterránea obtenida de profundidades mayores a 90 metros y nunca usar aguas superficiales o subterráneas captadas a menos de 15 metros.
Con respecto a los tanques de almacenamiento, éstos deben permanecer tapados y ser vaciados para su limpieza y desinfección, como máximo cada 6 meses. El mismo proceso se debe realizar con los dosificadores, los tanques de administración de antimicrobianos y las líneas de distribución o cañerías de agua de bebida, ya que pueden ser una fuente de patógenos para el agua, dado que una vez que las bacterias acceden al agua tienen la capacidad de formar biopelículas en las cañerías.
En este último caso, se trata de bacterias que colonizan las superficies utilizando factores de adhesión y se comunican mediante señales químicas que les permiten ejecutar acciones en toda la colonia, como la organización de biopelículas y también pueden incorporan virus.
Las bacterias en biopelículas se forman en una matriz de sustancia polimérica extracelular (EPS) que las vuelve difíciles de eliminar incluso con desinfectantes químicos y técnicas de eliminación manual.
Cuando esta biopelícula alcanza un tamaño considerable, se produce un desprendimiento de fragmentos que se dispersan en la circulación de agua principal y son consumidos por animales, utilizados por el personal de la granja o pueden inocular otros lugares dentro de la tubería.
Desde muestras extraídas de las biopelículas en sectores de recría se han hallado bacterias resistentes a varias familias de fármacos, como tetraciclinas, aminoglucósidos, cloranfenicol, quinolonas y betalactámicos. La familia Enterobacteriaceae fue el taxón más abundante en la biopelícula analizada, representando el 47 % de la composición. La familia Enterobacteriaceae contiene organismos como Escherichia coli, Salmonella, Enterobacter, Shigella, Proteus y Serratia.
Pero ello no termina ahí: en 2013 se halló mediante la técnica de PCR Actinobacillus pleuropneumoniae en el agua de bebida de los cerdos, y luego en 2018, se comprobó que A. pleuropneumoniae serotipo 1 posee la capacidad de incorporarse a las biopelículas ya formadas por E coli.
Dos estudios muy interesantes muestran cómo la composición microbiana del agua de bebida posee relación con la composición de la microbiota rectal y vaginal de cerdas lactantes y gestantes, y cómo el uso de agua tratada con cloro o peróxidos, etc. se asocia significativamente con una menor presentación de prolapsos de órganos pélvicos y menor mortalidad en de cerdas en los EEUU.
Usualmente las granjas controlan el agua de bebida de los animales, pero lo hacen con baja frecuencia (por ejemplo: una vez al año). Esto es un error, dado que la calidad del agua puede cambiar muy rápidamente.
Hay que prestar atención a cómo evaluar la calidad del agua ya que, los estándares de evaluación físico-química son antiguos y los análisis microbiológicos no intentan aislar bacterias ni virus porcinos, sólo detectan la presencia de organismos indicadores, como los coliformes.
Sin embargo, no existe una asociación entre los indicadores bacterianos y el tipo y la cantidad de virus transmitidos por el agua. Se necesitan métodos para la detección de virus transmitidos por el agua, para evaluar con rigurosidad la bioseguridad del agua, algo que se torna fundamental ante brotes de enfermedades tanto digestivas, como respiratorias o sistémicas.
Por lo tanto, el agua es uno de los principales insumos que ingresa a las granjas porcinas y, por lo general, no se trata ni se controla en busca de contaminantes antes de consumirse.
El agua es un riesgo de bioseguridad subestimado y mal entendido y debe evaluarse para comprender su potencial de transmisión y refugio de patógenos.
Artículo/Autor: “Riesgo de introducción de patógenos por el agua de bebida: una vía olvidada de la bioseguridad en granjas porcinas” | DVM MSc PhD Laura Alarcón – Vetrials.