La industria porcina argentina podrá proveer más cantidad de la mejor calidad de carne de cerdo del mundo. Las carnes porcinas Premium (o Prime, como se dice a nivel mundial) ya están disponibles tanto para el consumo interno como para los más exigentes mercados de exportación, como el asiático.
Luego de intensas gestiones la empresa de genética y biotecnología Genporc, de capitales nacionales, logró importar en 2019 genética canadiense por primera vez.
Esos genes están dotados del más alto mérito genético y permite a los porcicultores argentinos plantearse el ambicioso objetivo -ahora alcanzable- de producir 4000 kilos por cerda al año.
El foco de este logro está puesto en que el mejoramiento genético se exprese en la experiencia del consumidor: por un lado, carnes frescas más tiernas, aromáticas y sabrosas; por otro, embutidos y chacinados de insuperable calidad por su marmoleo y retención de líquidos, entre otras virtudes.
Semen congelado: Una innovación tecnológica sin precedentes
La importación implica un hito doblemente valioso ya que, además de lograr el acceso argentino a la mejor genética del mundo, Genporc consiguió aplicar con éxito por primera vez en el país, la compleja técnica que supone el uso de semen congelado. Se trata de una tecnología disponible en unos pocos países, que permite realizar mejoramiento genético de forma programada y con una planificación totalmente controlada.
Otra enorme ventaja del uso de genética congelada porcina, es que llega directo por vía aérea desde Canadá sin escalas, a diferencia de los animales en pie, cuyo traslado implicaría atravesar por tierra todo Estados Unidos de Norte a Sur hasta Miami donde finalmente abordarían un avión. Ello resulta esencial para mantener el estatus sanitario de Argentina, que en cerdos es el mejor del mundo.
La importación de genes -de razas Landrace, Yorkshire y Duroc- se realiza en forma permanente y proviene de la empresa Genesus, líder en desarrollo genético global, que utiliza selección genómica y domina los más exigentes mercados como los de China, Rusia y Corea.
Los productores argentinos ya disponen de reproductores seleccionados y evaluados que proporcionarán al consumidor una experiencia gastronómica insuperable y, hasta el momento, desconocida para los paladares que habitan estas latitudes.