Se trata de una problemática y desafío que debemos conocer bien de cerca para evitar pérdidas productivas por problemas reproductivos. La descarga de la vulva de la cerda puede surgir desde la vagina, el cuello uterino, el útero, desde la vejiga o los riñones, y puede tomar muchas formas diferentes.
No todas las descargas vaginales son anormales. La secreción mucosa clara es una parte normal del estro y una "limpieza" de los restos del embarazo (loquios) en los primeros días después del parto puede verse como normal.
Sin embargo, una preocupación importante son aquellas descargas que ocurren 2-3 semanas después del servicio y preceden a un regreso al servicio. En estos casos, la descarga puede ser desde un líquido acuoso blanco lechoso hasta pus cremoso y pegajoso y, en casos extremos, una descarga espesa y maloliente con la consistencia viscosa con o sin sangre.
Si bien la gran mayoría de las descargas vulvares surgen de una infección puntual, existen problemas ocasionales con agentes infecciosos específicos (Leptospira, Klebsiella y posiblemente Chlamydophila), aunque el desarrollo de la afección es fundamentalmente el mismo en todos los casos.
La observación cuidadosa de las cerdas desde los 16 días posteriores al servicio a menudo revelará evidencia de secreción de la vulva, aunque esto puede ser en cantidades tan pequeñas que solo se detectará cuidadosamente.
Muy rara vez la cerda mostrará otros signos de mala salud, es decir, el problema está aislado únicamente en el tracto reproductivo.
Una vez que se observa la descarga, el daño ya está hecho y, aunque no todas las cerdas volverán a manifestar celo (si el origen de la descarga es solo la vagina o el cuello uterino), es demasiado tarde para prevenir el posible fracaso de la preñez.
Cómo diferenciar las descargas normales de las anormales
Se reconocen como descargas normales aquellas que se presentan después del parto, por lo general de apariencia viscosa, éstas ocurren como parte de la limpieza del útero y se caracterizan por ir disminuyendo paulatinamente. Sin embargo, si presentan olor fuerte, son sanguinolentas, o si persisten durante más de cuatro o cinco días posteriores al parto, puede ser debido a la retención de lechones y/o fetos muertos, o por una contaminación patógena grave.
Durante el celo, en ocasiones podemos observar la salida de un líquido mucoso, cristalino a través de los labios vulvares de las hembras, lo cual es considerado como un proceso normal de la etapa. Las descargas vulvares procedentes de tracto reproductivo que aparecen hasta cinco días después de la cubrición también se deben considerar normales, sin embargo aquellas que ocurren después de dos a tres semanas no son normales y pueden ser resultado de contaminación vaginal y uterina en el momento del servicio.
Tanto en el postparto como en celo de la hembra, existe un aumento fisiológico de las defensas locales del útero, para evitar la proliferación bacteriana, debido al aumento de estrógenos durante el celo que ayuda al útero a defenderse de microorganismos. Sin embargo, estos mecanismos pueden fallar y aparecer la cervicitis (inflamación del cuello del útero), la metritis (inflamación del útero), la endometritis (proceso inflamatorio que se limita a la mucosa uterina) y por vía ascendente dar lugar a la salpingitis (inflamación del oviducto).
Qué hacer al detectar descargas vulvares anormales
Se debe investigar el origen de las descargas para confirmar que tienen su origen en el tracto reproductivo y no en el tracto urinario. Se recomienda hacer la recogida de hisopos, cultivos y antibiogramas. Es improbable que se pueda cultivar siempre al agente causal.
Se deben examinar los datos reproductivos para saber si las repeticiones de celo son regulares o irregulares, si hay aumento de cerdas vacías a término, número de lechones nacidos muertos y débiles no viables, y paridad de las cerdas afectadas.
Un brote de descargas acuosas en nulíparas después de cubrirse por primera vez puede indicar infección por Leptospira bratislava.
Se debe estudiar cada aspecto relacionado con el manejo desde antes del destete hasta al menos seis semanas después de la cubrición.
Puede ser necesario hacer diferentes y numerosas modificaciones. Mejoras en la higiene, incluyendo el lavado de penes de los verracos y vulvas de las cerdas, tratamiento antibiótico alrededor del momento de la cubrición. También ayuda el cambio de cubriciones múltiples a únicas, el uso de un solo verraco por cerda, o el cambio de monta natural a inseminación artificial.
Fuentes: IG Grupo de Estudio Dirigido Porcinos – FCV – UNL / Actualidad porcina