19 de septiembre del 2024

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14 oct. 2020

CUIDAR DE LAS PERSONAS QUE CUIDAN DE LOS CERDOS

Un artículo incluido en el Manual de Buenas Prácticas Pecuarias, elaborado por FAO e INTA, recoge aquellos puntos clave que garantizan salud, seguridad y bienestar para el trabajador de granjas porcinas

Un artículo incluido en el Manual de Buenas Prácticas Pecuarias, elaborado por FAO e INTA, recoge aquellos puntos clave que garantizan salud, seguridad y bienestar para el trabajador de granjas porcinas

Las personas vinculadas a la producción porcina de pequeña y mediana escala deben conocer, internalizar y priorizar sus condiciones de seguridad e higiene en el lugar de trabajo. De igual manera, resulta importante contribuir al cumplimiento de las medidas sanitarias, profilácticas, de aislamiento y manejo de los animales para evitar la entrada y salida de agentes infecto-contagiosos de la granja.

La bioseguridad de la granja

Implementar medidas de bioseguridad requiere organización, inversiones y motivación para realizarlo.

Las personas vinculadas a la producción están amparadas, en materia de Seguridad e Higiene Laboral, por la Ley 19.587/ Decreto 351/79 y la Ley 24.557 sobre accidentes y enfermedades del trabajo, resolución 693/2004, que rige para todos los trabajadores de la República Argentina, con las consideraciones que hacen al personal afectado a las tareas de ámbito rural.

Seguridad e higiene de las personas afectadas de la granja

El tema de la seguridad e higiene laboral está ampliamente aceptado en el sector industrial. Según Lucero (2010), no ocurre lo mismo en el sector agropecuario.

Este criterio compartido se debe a varios motivos vinculados a las características del mismo:

  • El trabajo se realiza a la intemperie y está sujeto a las condiciones climáticas.
  • Hay multiplicidad de tareas que varían según la época del año.
  • La duración de la jornada a veces se extiende más allá de los límites establecidos.
  • Muchos trabajos se realizan en soledad, en total aislamiento de zonas pobladas.
  • Alta prevalencia de trabajadores con escaso nivel sociocultural.
  • Escasez o ausencia de equipos adecuados debido a los altos costos de adquisición.
  • Diversidad geográfica.
  • Desconocimiento de los riesgos potenciales y cómo prevenirlos.

Todas estas características transforman al trabajo agrario en una de las actividades más riesgosas, junto con la construcción. Es decir que ambas son las actividades en donde se producen más accidentes laborales.

Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la salud es un óptimo estado de bienestar físico, mental y social. Si el trabajo se desarrolla en condiciones inadecuadas puede generar daños a la salud. Esta estrecha relación entre trabajo y salud debe ser tenida en cuenta al momento de la organización del emprendimiento productivo.

La empresa agropecuaria, cualquiera sea su dimensión, no debe limitarse a la producción de bienes y/o servicios sin tener en cuenta las condiciones de trabajo, la seguridad, la salud y el bienestar de sus trabajadores.

Está plenamente comprobado que, si se cumple con las normas de seguridad e higiene, se estará influyendo directa o indirectamente en forma favorable sobre la productividad, evitando la pérdida de competitividad.

Los principios del trabajo seguro

  1. Relevamiento y eliminación de las fuentes de riesgo
  2. Eliminación de las condiciones predisponentes.
  3. Uso de Elementos de Protección Personal (EPP).
  4. Registro de accidentes nocivos, cuyas consecuencias no suelen ser apreciables en el corto plazo, pero cuya acumulación a lo largo de la vida profesional produce trastornos importantes e irreversibles

Capacitación y entrenamiento del personal para reducir los riesgos potenciales

Las acciones que se planifiquen son para asegurar que las personas de la granja tomen conciencia de la importancia que tiene adoptar medidas higiénicas generales y personales para su propia seguridad. Las más importantes son:

  • lavado frecuente de manos al inicio de la jornada de trabajo, antes y después de las comidas,
  • lavado de ropas y equipos de trabajo,
  • si el personal sufriera cortes o raspaduras, las mismas deberán ser desinfectadas y protegidas con cintas impermeables.
  • no se podrá fumar, comer ni beber cuando se esté manipulando animales, medicamentos o agroquímicos.
  • efectuar reuniones frecuentes que abarquen la temática de protección personal.
  • colocar cartelería recordatoria de manera visible, en lugares donde el personal circula a diario.

Cada granja tendrá por escrito una guía sobre las normas básicas de higiene y procedimientos de limpieza, desinfección, desratización y desinsectación, tanto en los corrales de campo como en galpones de crianza y depósitos de alimentos.

Las normas tienen que ser elaboradas por personal profesional, pero con la participación activa de personas involucradas en el sistema productivo.

Este listado se sugiere que sea un descriptivo detallado, con recomendaciones donde se explican de qué manera se deben ejecutar los trabajos de higiene y limpieza del establecimiento. Este manual será dinámico y consensuado, a través de charlas con todos los involucrados y como producto de capacitaciones ex-situ y deberá estar disponible para consultas permanentes.

Todos los actores que manejen la granja recibirán capacitación en materia de higiene y seguridad, en prevención de enfermedades profesionales y de accidentes del trabajo, de acuerdo a las características y riesgos generales y específicos de las tareas que desempeña.

Para ampliar el contenido, consulte el Manual “Buenas Prácticas Pecuarias (BPP) para la producción y comercialización porcina familiar” FAO, INTA. 2012.


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