24 de noviembre del 2024

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08 nov. 2017

Cómo disminuir el impacto de la diarrea post-destete

La producción porcina está sometida a la presión de márgenes ajustados. La diarrea post-destete suma un riesgo en ese juego de tensiones

La producción porcina está sometida a la presión de márgenes ajustados. La diarrea post-destete suma un riesgo en ese juego de tensiones

La diarrea post-destete es una de las patologías que más comúnmente afectan a explotaciones porcinas, debido a que pueden causar grandes pérdidas. Este cuadro clínico no puede ser analizado exclusivamente desde la perspectiva de un patógeno, sino que su abordaje requiere considerar todos los factores que afectan al animal entorno al destete: bacterias, virus, el cambio en la dieta, el transporte, y el estrés que significa para el lechón el hecho de separarse de la madre, son predisponentes para la aparición de diarreas.

En el caso de la bacterias, el principal patógeno involucrado en la diarrea post-destete es Escherichia coli. Mención especial requieren los virus. Su efecto nocivo es más evidente durante la lactación, pero pueden afectar durante la fase posterior al destete. La replicación de los mismos en las células de la superficie intestinal produce su ruptura, lo que desencadena una diarrea por mala absorción

El efecto del destete

Tras el destete, se producen una serie de cambios que afectan al lechón. Los factores estresantes desencadenan una reacción de adaptación en el animal, que segrega hormonas como el cortisol y la corticotropina. A dosis normales resultan beneficiosas, pero a largo plazo o altas concentraciones pueden producir efectos contraproducentes.

Al mismo tiempo se produce una mezcla de animales de diferentes camadas y condiciones inmunitarias, lo cual supone un gran esfuerzo para el organismo para combatir nuevos patógenos y generar inmunidad de grupo.

El animal pasa de una dieta líquida, caliente y distribuida en 15-20 tomas diarias, a una dieta seca, fría y generalmente ad libitum, lo que suele derivar en ayuno durante las primeras horas. La falta de ingesta y el cambio en la dieta provocan una disminución de la longitud de las vellosidades intestinales contribuyendo a una peor absorción de nutrientes.

La microbiota intestinal del lechón lactante está compuesta principalmente por lactobacilos y estreptococos, perfectamente adaptados a la leche. Tras el destete se modifica el sustrato para las bacterias y provocan una mayor predisposición a sufrir desórdenes digestivos

En la naturaleza, los cerdos jóvenes mantienen cierto grado de lactancia hasta las 20 semanas de vida. Es un proceso progresivo que en nada se parece a lo que ocurre en las explotaciones porcinas, donde el cambio es drástico y a una edad mucho más temprana, entre 21 y 28 días de vida.

La edad de los animales al destete y la ingesta de alimento seco durante el periodo de lactación son aspectos determinantes.

Ciertos componentes de la dieta, como la soja, favorecen la aparición de diarreas, en los primeros días. Otro problema habitual es el ambiente frio que provoca un enlentecimiento de la motilidad intestinal, lo cual facilita la adhesión de E. coli al epitelio intestinal. Las necesidades de temperatura de los lechones tras la separación de sus madres se elevan. Al no comer necesitan un aporte de calor superior (en unos 4-6 ºC) al que demandaban un día antes.

Los signos clínicos

La clínica suele ser bastante evidente: diarrea, ojos hundidos, perineo irritado, animales retrasados, etc. El momento de aparición, el historial de la granja y las lesiones macroscópicas son indicativos de la enfermedad.

Llegar a determinar los agentes responsables puede entrañar mayor dificultad.

Cómo minimizar el riesgo

  • Fomentar el consumo temprano de alimento en maternidad.

  • Emplear materias primas muy digestibles en las primeras fases.

  • Controlar la ingesta de alimento, evitando los ayunos y las sobrecargas posteriores.

  • Controlar la temperatura ambiental.

La diarrea post destete es un serio problema para la producción porcina. El destete es el detonante principal, pero está potenciado por otros factores. El diagnóstico es fundamental para poder determinar el o los agentes implicados y poder aplicar adecuadamente los tratamientos.

Mirá el artículo completo, publicado por la revista PorciNews (España), haciendo click aquí.

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