La cría intensiva de animales, en particular la porcicultura, es una actividad económica de gran importancia en todo el mundo, ya que proporciona carne de alta calidad a precios accesibles para la población. Sin embargo, este desarrollo también puede presentar algunos problemas relacionados con la alimentación de los animales, como la presencia de micotoxinas en los alimentos, que pueden tener consecuencias negativas para la salud de los animales y para la productividad de las granjas.
Las micotoxinas son metabolitos tóxicos producidos por hongos, que pueden contaminar los alimentos y afectar la salud de los animales y, en algunos casos, incluso a los humanos que consumen los productos animales contaminados. Entre las micotoxinas más comunes se encuentran la aflatoxina y la fumonisina, producidas por los hongos Aspergillus y Fusarium, respectivamente.
En este artículo se analizará la incidencia negativa de la administración de alimentos contaminados con micotoxinas en la cría intensiva de cerdos y la virtud del uso del probiótico Lactobacillus Plantarum C83114 en para la bioconversión de estas toxinas e inhibición de los hongos mencionados. Además, se hará énfasis en la importancia del uso de probióticos para mejorar los indicadores productivos y en la necesidad de adoptar una porcicultura de precisión y eficiencia en el contexto actual de insumos caros y precio de la carne bajo.
La presencia de micotoxinas en los alimentos para animales puede tener consecuencias negativas para la salud y la productividad de las granjas. La aflatoxina, por ejemplo, puede causar problemas hepáticos, inmunosupresión, reducción de la tasa de crecimiento y mortalidad en cerdos. Además, la exposición a esta micotoxina aumentaría la susceptibilidad de los animales a otras enfermedades, lo que llevaría a un aumento en el uso de antibióticos y otros medicamentos, aumentando los costos de producción.
La fumonisina también puede tener efectos negativos en la salud de los animales, como la reducción de la ingesta de alimento, la disminución del crecimiento y la inmunosupresión. Además, esta micotoxina ha sido implicada en la aparición de enfermedades como la leucoencefalomalacia equina y la hidropesía pulmonar en cerdos.
Los hongos Aspergillus y Fusarium son los principales productores de las micotoxinas denominadas aflatoxinas y fumonisinas, respectivamente, y pueden ser un peligro potencial para la calidad del alimento. Sin embargo, la capacidad de ser inhibidos por parte del probiótico Lactobacillus Plantarum C83114 una vez formulado y agregado al alimento terminado, puede ser de gran utilidad en el almacenamiento.
Este probiótico, al ser agregado al alimento, puede ayudar a prevenir el crecimiento de los hongos Aspergillus y Fusarium, como se mencionó anteriormente, por lo tanto, ayuda a reducir la carga de aflatoxinas y fumonisinas en el alimento. Esto mitiga, en parte, los efectos que estas micotoxinas tienen sobre el animal que consume alimento contaminado con estas y/o los hongos que lo producen.
Es importante tener en cuenta la utilización del probiótico Lactobacillus Plantarum C83114 como medida preventiva contra la contaminación por micotoxinas. Se recomienda implementar buenas prácticas de manejo y almacenamiento de alimentos para minimizar la exposición de los animales a las micotoxinas y garantizar la seguridad y calidad del alimento terminado.
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, pueden tener beneficios para la salud del huésped. En el caso de la cría intensiva de cerdos, los probióticos pueden ser una herramienta útil para mejorar la salud de los animales y reducir la exposición a micotoxinas.
En particular, la cepa probiótica Lactobacillus Plantarum C83114 ha mostrado tener propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, así como la capacidad de inhibir el crecimiento de hongos Aspergillus y Fusarium. Recientes estudios (Majeed, W et al. (2018), Fakhry, S et al. (2020), Varga et al. (2017), El-Nezami et al. (2007)) han demostrado que Lactobacillus Plantarum tiene la capacidad de bio-convertir aflatoxina B1 en su versión menos toxica llamada M1 y aflatoxicol, y el compuesto hidrolizado AP1 en relación a la fumonisina. Permitiendo esto reducir la biodisponibilidad de estas toxinas en el intestino de los cerdos.
En dos estudios realizados por Wang et al. (2018) y Liu et al. (2019), se administraron probióticos constituidos por la bacteria Lactobacillus Plantarum a cerdos que consumían una dieta contaminada con fumonisinas y aflatoxina, respectivamente. Los resultados mostraron que el probiótico redujo significativamente los niveles de ambas micotoxinas en la sangre de los cerdos y mejoró la salud intestinal de los animales, con su consecuente mejora productiva.
Además de los beneficios en la salud de los animales, el uso de probióticos también puede tener efectos positivos en los indicadores productivos de las granjas. En particular, se ha demostrado que la administración de probióticos puede mejorar la digestibilidad de los alimentos, aumentar la eficiencia alimentaria y reducir la mortalidad y la necesidad de uso de antibióticos.
En un estudio realizado por Wang et al. (2018), se administró Lactobacillus Plantarum a cerdos, y los resultados mostraron que el probiótico mejoró significativamente la digestibilidad de los alimentos y la eficiencia alimentaria. La particularidad de este estudio fue que la dieta estaba contaminada con fumonisinas. Por lo tanto, se demostró también, el impacto que tiene el uso de probióticos en la mitigación de los efectos adversos de alimentos contaminados con micotoxinas.
En otro estudio, realizado por Zhao et al.
(2019), se administró una combinación de probióticos a cerdos que consumían una dieta con bajo contenido de proteínas. Los resultados mostraron que la administración de probióticos mejoró la digestibilidad de los alimentos y aumentó la ganancia de peso de los animales.
En el contexto actual de insumos caros y precios bajos de la carne, es cada vez más importante adoptar una porcicultura de precisión y eficiencia para mantener la rentabilidad de las granjas. La porcicultura de precisión implica el uso de tecnología y herramientas para mejorar la eficiencia en la producción y reducir los costos, mientras que la porcicultura de eficiencia se centra en la optimización de la producción y el uso eficiente de los recursos.
El uso de probióticos es una herramienta importante para lograr una porcicultura de precisión y eficiencia. Al mejorar la digestibilidad de los alimentos y la eficiencia alimentaria, los probióticos pueden reducir los costos de alimentación y mejorar la conversión alimenticia, lo que a su vez trae aparejado un aumento en la rentabilidad de la granja.
Además, el uso de probióticos reduce la necesidad del uso de antibióticos, lo que mejora la calidad de la carne y reduce el riesgo de resistencia a los antibióticos en los animales y en los humanos. Por lo tanto, el probiótico pasa a ser un aliado del antibiótico en su uso racional.
La cría intensiva de cerdos es una práctica que le otorga valor agregado al grano, transformándolo en proteína de alto valor nutricional. El manejo incorrecto o deficiente de una granja porcina tiene, sin lugar a dudas, efectos negativos en la salud de los animales y en la calidad de la carne, y por consecuencia una baja eficiencia y rentabilidad del negocio. La exposición a micotoxinas, en particular a aflatoxinas y fumonisinas, tiene efectos adversos en la salud de los animales y, como ya se mencionó, en la rentabilidad de las granjas.
El uso de probióticos, en particular el probiótico Lactobacillus Plantarum C83114, es una herramienta efectiva para reducir la exposición a micotoxinas y mejorar la salud de los animales en la cría intensiva de cerdos. Adicionalmente, los probióticos mejoran los indicadores productivos de las granjas y reducen la necesidad de uso de antibióticos como promotores de crecimiento y permite tener un uso racional de estos.
En el contexto actual de insumos caros y precios bajos de la carne, es cada vez más importante adoptar una porcicultura de precisión y eficiencia para mantener la rentabilidad de las granjas y reducir los costos de alimentación. El uso de probióticos puede ser una herramienta importante para lograr este objetivo, dentro de un entorno de crianza adecuado y manejo sanitario integral y correctamente asesorado por un profesional idóneo.
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